La primera fase de implantación de la e-Administración en algunos ayuntamientos empezó a través de una obra de evangelización. Es decir, escuchábamos todos los días a los técnicos y funcionarios de las entidades locales manifestar sus frustraciones por la cantidad de papeles que manejaban.

Muchos de estos papeles, además, eran copias de documentos que la Administración ya poseía y casi nadie conseguía explicar el por qué de esta ducplicidad.

Además, estaban los concejales que, de alguna forma, querían dar más funcionalidad a los departamentos, para que fueran más ágiles y rápidos en la respuesta a los ciudadanos.

Hasta ahí las buenas intenciones, pero nadie tomaba la decisión de «hacer algo».

Analizando las distintas Webs que recopilan los datos de interés en materia de e-Government (sugiero www.epractice.eu), comprobaba cómo estas frustraciones eran comunes en la inmensa mayoría de las entidades públicas europeas que todavía no habían emprendido proyectos de digitalización de la información.

Ahí empezó la evangelización. Empezamos a introducir a los técnicos y a los responsables políticos de las corporaciones locales sobre las bondades de la e-Administración. El hecho de que ésta sería una realidad en breve por imperativo legal (todavía no existía la Ley 11/2007), no parecía preocupar a nadie.

Eso nos obligó a renovar nuestros esfuerzos, haciendo hincapié en adelantarnos a los acontencimientos legales y empezar a diseñar un proyecto para trasformar, sin revolucionar, la manera de gestionar la información en las Corporaciones Locales.

Abandonamos de inmediato cualquier proyecto faraónico ya que, estadísticamente, son los que más fracasan. Optamos por empezar por actuaciones parciales, en distintas concejalías. El objetivo era, en realidad, hacer experimentos y medir el impacto de éstos en términos de utilidad para el ciudadano (fundamentalmente, evitar colas) y en términos de eficiencia para la Administración (fundamentalmente, evitar procesos duplicados).

También nos interesamos por posibles fuentes de financiación de los distintos proyectos, ya que, notoriamente, las arcas municipales están casi siempre vacías.

Pasamos a curar el aspecto de la financiación como fundamental, para el desarrollo del resto del trabajo y la verdad es que las cosas no nos fueron mal. Preparamos la documentación necesaria para algunos proyectos de e-Government de tres Ayuntamientos y los tres han obtenido las subvenciones, cuya media supera los 80.000€.