Los deseos de disfrutar de una mejor y más ágil Administración Pública se difunden en todos los sectores. In primis, no se puede no apreciar el esfuerzo de algunos representantes de la misma Administración, y su labor de difusión de las ideas sobre e-Administración, sobre todo a través de formatos tan interesantes como el vídeo.

También existen comunidades de ciudadanos que se organizan para que la participación de los ciudadanos en la vida pública sea más efectiva gracias al uso de las Tecnologías de la Información y la Comunicación.

Llevamos tiempo discutiendo sobre cómo llevar a cabo iniciativas de e-Administración que acerquen ciudadanos y Entes Públicos, proponemos mensajes, cambios, herramientas informáticas pero ¿qué nos falta para ser suecos?

Esta pregunta un poco estrambótica tiene su origen en otro vídeo que ha recibido muchos comentarios en este blog.

Sigamos al protagonista sueco y veamos por qué nosotros no somos como él (o sí).

Para empezar, cuando nos encontramos frente a un problema con la Administración, tenemos la misma sensación de nuestro amigo sueco sobre colas, esperas y todos los tópicos ligados a la Administración off line.

Nuestra primera idea no es, desde luego, acudir a herramientas informáticas de vario tipo que nos puedan permitir realizar trámites on line. Sin embargo, estos trámites (por lo menos para los suecos), existen.

Bien, pongamos que, como nuestro amigo, nos dirigimos a nuestro Consulado (ya que nos encontramos en el extranjero). Lo primero que hacemos es dirigirnos a la Web del Ministerio de Exteriores para localizar la sede consular que nos puede ayudar.

Primera sorpresa: si accedemos a la Web con Firefox, no podremos leer nada, ya que alguien se ha olvidado de preparar la página para navegadores distintos del Explorer. Ya vamos descubriiendo por qué no somos suecos.

Segunda sorpresa: la Web de la embajada española en Italia (en Roma) no funciona.

Puede que haya sido una simple coincidencia; para que esta historia continuara, deberíamos analizar otras Web de otras sedes diplomáticas pero, después de haber visto la utilidad de la Embajada Española en Londres, mejor dejarlo aquí.

Bien, pero nosotros no cesamos en el empeño de ser como los suecos. Así que imaginamos por un momento que nuestro Consulado nos puede ayudar, ya que permite trámites on line.

Enviamos una pregunta a través del buzón (que estamos seguros respetará lo previsto en la LOPD) y no nos pasa lo que ha comprobado una consultora con las Web institucionales de las Comunidades Autónomas Españolas. Según publicaba El País la semana pasada, el estudio de esta consultora afirmaba que estas Web tienen un apartado de «Preguntas» al que el ciudadano puede dirigirse, exponiendo sus dudas. Las Web funcionan, lo malo es que las Administraciones no contestan. Otro pequeño fallo que nos aleja de ser suecos.

Pues, en nuestras peripecias, pongamos que podemos rellenar un formulario on line. Habrá que firmar esta instancia con nuestro e-DNI. Lo malo es que no estamos entre los 3 millones de españoles que poseen este certificado. Es decir, que somos parte de esta minoría del 90% que todavía no tenemos el DNI electrónico.

Pero esto es nuestro juego y podemos cambiar las reglas cuando nos place. Así que pongamos que estamos entre los afortunados que gozan de e-DNI.

Ahora sí que entramos en el terreno de la ciencia ficción. Nuestro amigo sueco rellena un formulario para notificar el nacimiento de su hijo y su Administración le cree, así, ¡sin más! No, esto sí que no puede ser. Tendremos que presentar, por lo menos, un certificado del hospital que certifique que mi esposa ha dado a luz en ese hospital.

Dulcis in fundo.Hay que pagar la tasa. Y nosotros, que aspiramos a ser suecos, pagamos la tasa a través de nuestra PDA.

El sueño ha terminado. Los deseos y los vídeos no nos hacen suecos.