Las informaciones que están saliendo en prensa sobre el uso del PRISM y de otras herramientas para espiar a ciudadanos no estadounidenses (los demás, estamos en el saco), al fin y al cabo, no parece indicar que estas armas para la lucha contra el terrorismo sean ilegales. Un interesante análisis sobre la constitucionalidad de estas medidas se puede leer aquí (en inglés).

Pero, ¿son moralmente aceptables?

Lo que se discute es si tenemos que sacrificar nuestra privacidad a cambio de una supuesta seguridad. Ya sabemos la frase de los “pro-seguridad”: “Si no has hecho nada malo, no tienes nada que esconder”. Tengo muchas objeciones a esta afirmación, pero hoy no toca.
En realidad, el objetivo de este post es ver cómo la literatura popular se ha enfrentado a este dilema. Y el ejemplo más evidente es la serie de comics de Marvel, denominada “Civil War”.

Resumen de Civil War

Unos súper héroes novatos (enmascarados), en una batalla con los villanos de turno, causan una explosión con muchas personas fallecidas (entre ellos, muchos niños). Esto provoca un clamor en la sociedad, que quiere el control federal de las actividades de los súper héroes.

El magnate Tony Stark (alias Iron Man) intenta mediar entre los clamores de la sociedad y los súper héroes y se saca de la manga una propuesta de ley, según la cual todos los súper héroes enmascarados tienen que desvelar su identidad y entrar en un registro federal.

Se oponen a este registro una serie de personajes, liderados por Capitán América. Los encuentros no llegan a buen fin y se produce un choque brutal entre los dos bandos:

Iron Man vs. Capitán América

Los dos bandos

En la lucha entre la seguridad contra la privacidad, tenemos a los dos bandos perfectamente identificados. La industria (quien quiera ver una similitud entre Stark Industries y los 4 jinetes de la Apocalipsis tecnológica es libre de hacerlo) es partidaria de incluir los datos personales de ciudadanos que no han hecho nada malo (de hecho, han salvado el planeta en un sinfín de ocasiones) en un registro federal (por si las moscas…).

Aquí tenemos las pruebas gráficas del apoyo institucional de Iron Man.

Tony Stark en el Despacho Oval

 

El bando de la privacidad, capitaneado por el paladín de la libertad individual y los derechos civiles, Capitán América (no se olviden que “El Capi” fue el primer súper héroe, allá por los ’60,  en tener un compañero de lucha afroamericano, “Falcón”), tiene todas las de perder, pero recibe la inesperada ayuda del posiblemente más famoso súper héroe enmascarado, Spiderman, que se cambia de bando cuando entiende que la privacidad es más importante que el control federal preventivo.

Pero el apoyo más significativo viene de Dare Devil, el alias del abogado Matt Murdock, involucrado en muchas batallas para la defensa de los derechos civiles. Inolvidable la frase espetada por el letrado, cuando es arrestado por los paramilitares de Iron Man (lo admito, a este último le tengo manía, ¿se nota?).

Palabras de un Abogado

Cuando Capitán América es repentinamente atacado por simples ciudadanos de a pie, entiende que ha perdido el apoyo de la ciudadanía y se rinde (¿les suena lo de los “ciudadanos normales” a los que no le importa su privacidad?).

 

Implicaciones morales

Sin rememorar dónde nos han llevado los registros de personas distintas por parte de un Estado, aquí tenemos que sopesar de una puñetera vez qué es más importante:

¿Sentirnos seguros (que no es “estar seguros”) a cambio de nuestra privacidad, o, por el contrario, proclamar la defensa de los derechos fundamentales, incluso a costa de sufrir ataques por parte de desalmados?

Por mi parte, lo tengo claro: yo estoy con Capitán América. Ustedes verán.

P.S. No tengo permisos de Marvel para el uso de imágenes del comic. Sólo tengo una admiración profunda por este tipo de literatura popular. Si esto no es suficiente para utilizarlas en este post, las retiraré si así es requerido.