Abrumado por la cada vez mayor sofisticación de los mensajes de spam que tengo que eliminar como falsos comentarios, he encontrado el tiempo para reflexionar sobre las implicaciones de la LOPD en las historias de cuernos e infidelidades.

Resulta que los hoteles son lugares muy propicios para que parejas «ilegítimas» (no se me ocurre otra definición) realicen sus furtivos encuentros, a espaldas de sus respectivas parejas «legítimas». Hasta aquí, nada nuevo y poca o nula conexión con la privacidad.

Aunque no deje de tener su gracia el refrán que me contaron contaron hace poco: «Una cabeza sin cuernos es como un jardín sin flores«, existen parejas traicionadas que no resisten a su condición y llaman a los hoteles, con la intención de comprobar sus dudas y pretendiendo que se pase su llamada a la habitación de su amada/o.

El personal de Recepción, frente a estas peticiones, debería saber que pasar la llamada a la habitación del «Sr. García» es también confirmar que el «Sr. García» se aloja en el hotel y que esta información (nombre, apellido y localización: datos personales, en resumen), están siendo comunicados a un tercero: cesión de datos personales, que le llaman.

¿Qué debería hacer el hotel en estos casos?

 Nada mejor que volver al texto del art. 11 LOPD para aclarar el asunto: «Los datos de carácter personal objeto del tratamiento sólo podrán ser comunicados a un tercero para el cumplimiento de fines directamente relacionados con las funciones legítimas del cedente y del cesionario con el previo consentimiento del interesado.»

La respuesta, evidentemente, está en la parte final del texto legal. Si el hotel ha obtenido el consentimiento del cliente para recibir llamadas a su habitación, todo solucionado. Pero ya sabemos cuán pocos hoteles tienen estas cláusulas en sus hojas de bienvenida. Para evitar situaciones embarazosas, invito a los hoteles a revisar sus «welcomes» e incluir este tipo de cláusulas. Si no, prepárense a asistir a embarazosas escenas de celos (en el mejor de los casos) o a denuncias por cesión de datos personales sin consentimiento. Y éstas son palabras mayores.