Hace unos meses, escribí un post invitando a buscar una solución alternativa contra elementos del mobiliario urbano que invaden tu privacidad (el post, aquí). En aquella ocasión, se trataba de papeleras que registraban datos personales de los móviles de los transeuntes que tenían la ventura de pasar cerca de estas herramientas tan útiles y tan poco utilizadas (por lo menos en Alicante): sí, hablo de las papeleras, esas desconocidas.

Ahora la cosa ha evolucionado y le toca el turno a las farolas. Tal y como se cuenta en esta noticia, en Las Vegas están probando unas farolas inteligentes (de verdad, sigue dándome risa el término) que, a parte de emitir música, mensaje de voz, graduar su luminosidad, etc., también pueden grabar vídeos y audios.

¿Con qué fines? Pues, está claro: para la seguridad de los ciudadanos (la excusa de siempre).

Las cosas avanzan que es una barbaridad, ya se sabe; así que hay que estar preparados para los tiempos modernos. Aquí os dejo las imágenes de dos útiles herramientas para combatir a las farolas chivatas.

Si las farolas no respetan mi privacidad, ¿por qué debería yo respetar su integridad?

Herramienta número uno: un clásico.

Un clásico ever green

Para las instrucciones sobre cómo utilizarlo, pueden recurrir al post antes mencionado (también, aquí, que es el mismo enlace).

Pero las farolas suelen tener una cierta altura, así que los tiempos modernos requieren herramientas como la que os propongo a continuación.

Los tirachinas de la foto son caseros, pero en el mercado los hay más modernos. Elijan el que mejor se adapta a sus necesidades.

Contrato Social

Ahora que un reciente artículo ha vuelto a hablar de ello, aprovecho en este post para ahondar en el concepto: si no respetas mi privacidad, no respetaré tu propiedad. Avisados quedáis.