No descubro nada nuevo si digo que esto de la Web 2.0 es un gran invento. Lo digo porque todo lo que uno afirma en sus propios análisis, es analizado por lectores atentos que, con sus interesantes intervenciones te obligan a reflexionar y poner en tela de juicio las afirmaciones que parecían más consolidadas.
Esta introducción es para hablar de la brecha digital, y el problema político que acarrea.
¿Cuál es el papel de los poderes públicos en la lucha contra ese problema? O, dicho de otro modo, ¿hasta dónde tienen que llegar los esfuerzos para combatirla?
Parece evidente que, en la Era de la Información, no se puede dejar a nadie atrás. Este objetivo es compartido por importantes organizaciones en ámbito internacional y por muchos partidos polítcos. Y me siento de suscribir plenamente esta afirmación.
Los poderes públicos deberán poner a disposición de los ciudadanos los medios técnicos para que los ciudadanos los usen y hagan que sus vidas sean más sencillas. Siguiendo el ejemplo muy ocurrente de un compañero, el deber de la administración debe llegar a poner a disposición de los ciudadanos las infraestructuras (líneas de banda ancha, satélites, etc.). De esta forma, las comunicaciones entre personas que viven en distintos países quedan aseguradas. Como hijo de emigrante (y emigrante a mi vez), todavía recuerdo perfectamente lo difícil que era, hasta hace relativamente poco, estar en contacto con familiares que viven en otros países.
¿Debería el Estado ir más lejos? Sin pretensión de defender posiciones económicas keynesianas, creo que la respuesta es sí.
No se puede poner a disposición de los ciudadanos las herramientas propias de las TIC y esperar a que alguien las utilice. Algunos lo harán, pero otros (¿muchos?) no lo harán porque ni siquiera verán las TIC como respuesta a sus necesidades.
¿Hasta dónde tienen que llegar las intervenciones públicas, entonces? Creo que el límite de la intervención está en la formación de los ciudadanos para el uso de las TIC. Éstas son útiles para cubrir necesidades, una vez que hemos descubierto cuáles eran éstas en realidad. A partir de ese momento, entraremos en la esfera de la libertad individual y si, aún con las tecnologías disponibles y con las capacidades para usarlas, alguien quiere vivir permanentemente off line, pues, deberemos dejarle la libertad de quererse quedar atrás.
Amedeo Maturo
No es por reiterarme, pero siempre lees mi pensamiento. Una verdadera Administración Electrónica está ligada íntimamente con la libertad de acceso a la información.
Muchos países ya la tienen, y ya es hora que en España se haga algo. Iba a escribir un comentario sobre el Freedom of Information Act, del Reino Unido, pero siempre te adelantas. ¡Viva la Web 2.0!
rosacobos
Creo que la Administración, a través de sus representantes, debe perder el miedo a invertir en nuevas tecnologias que, a su vez, conlleva a perder el miedo a no tener el control sobre toda la información.
Hasta ahora la Administración es omnipotente porque controla, porque tiene en su poder la información; pero si esta información puede llegar a estar al alcance de todos, dentro de los límites legales, por supuesto, y circula libremente y sin represión el poder, además de en la Administración, estará en manos de la ciudadanía. O, al menos, el control será a partes iguales.