Después de la última desviación sobre el tema principal de este blog, volvemos a nuestra querida Administración Electrónica, con un pequeño análisis de la situación actual en este campo. Habrá que darle más de una pensada y más de varias críticas, pero, para eso está la Web 2.0, ¿no?

Comparativa de Administración Electrónica entre Alemania y España

  1. Fuente e indicadores

Para la realización de esta comparativa, he utilizado los datos presentados en el World Economic Forum, a través del estudio “The Global Information Technology Report 2007 – 2008” (GIRT), realizado para 127 países.

La comparativa realizada ha tomado como muestra los indicadores de dos países (Alemania y España), cuya organización político – administrativa federal (o cuasi federal en el caso de España[1]) permite comparar similares realidades de organización de las Administraciones Públicas, que se enfrentan a un complejo reparto de competencias por razones de materia y de territorio.

De este modo, la comparativa podrá arrojar datos sobre cómo se enfrentan países con estructura político – administrativa similares a los desafíos de Administración Electrónica.

Los indicadores extraídos del mencionado estudio hacen referencia a los llamados indicadores de Readiness, en particular, los referentes al Government Readiness e Individual Readiness.

  1. Resultados

En el cómputo global del estudio, los dos países no salen particularmente bien parados, con un resultado global, de todas formas, más favorable para Alemania (en la 16ª posición), con respecto a España (en la 31ª posición). Y eso, a pesar de la extraordinaria posición de Alemania (2º lugar) en materia de Business Readiness, donde España se coloca en un triste 36º lugar.

Esto es como decir que, mientras en Alemania, es el sector privado que arrastra el sector TIC, en España es el sector público el que impulsa el uso de las Tecnologías de la Información y la Comunicación.

Prueba de esto son los datos más particularizados referentes al Capítulo dedicado al Government Readiness, que colocan a Alemania en el lugar 27 y a España en el 36.

A partir de estos datos, sí que aparece una cierta contradicción, ya que, en los apartados referentes al más específico e-Government readiness index[2], España se encuentra dos posiciones más arriba que Alemania (20 y 22, respectivamente).

Este dato es alentador, ya que indica que el compromiso de dedicación de recursos, sobre todo en el aspecto de recursos humanos, sí denota una mayor implicación de las Administraciones Públicas en lo referente al uso de las ITC para la mejora de la Administración al servicio del ciudadano/administrado.

De todas formas, si analizamos estos datos en un conjunto temporal del último lustro, vemos como ambos países a duras penas aguantan sus posiciones (Alemania), o claramente retroceden en el ranking propuesto por el mencionado estudio (España).

Más concretamente, Alemania, mantiene su posición 27 del año 2002, cinco años después, en materia de Government Readiness.

En ese mismo campo, y en el mismo periodo de tiempo, España pierde hasta 10 posiciones, pasando del puesto 26 al 36.

Es decir, se hacen cosas, pero otros las hacen más rápidamente que nosotros.

  1. Conclusiones y Crítica

Las conclusiones más obvias sobre esta comparativa son las siguientes:

En situaciones de distribución de competencias político – administrativas similares, Alemania se sitúa en una posición mejor respecto a España[3];

El único factor favorable a España es el mayor grado de dedicación de recursos humanos al desarrollo del e-Government readiness[4].

El problema de este análisis, en realidad, es enfrentarse a la siguiente situación: las variables analizadas son todas las que están, pero no están todas las que son.

Intentaré explicarme. En la prefación redactada por Klaus Schwab, se afirma que las TIC “has also provided people all over the world with better opportunities to improve their life conditions and their business”. No se hace mención de las mejoras que las TIC han llevado a la vida de los ciudadanos en sus relaciones con la Administración.

Es por ese motivo que el estudio debería medir (otra cosa es establecer el cómo) el nivel de interacción entre los ciudadanos y la Administración, y cómo éste ha mejorado (se supone), gracias al uso de las TIC.

Es posible que los próximos GIRT analicen con más detalles esta interrelación; y esto es plausible, si atendemos a lo expresado por John Chambers, en el Foreword del mencionado estudio[5].

Adelantándonos (y atreviéndonos) a establecer cuáles son las variables que, en los próximos GIRT servirán para medir el grado de satisfacción de las relaciones ciudadano- Administración a través de las TIC, podríamos definir las mismas no tanto (o, por lo menos, no sólo) por sus valores numéricos, si no por el grado de aceptación y uso real de estas herramientas.

Es decir, sería interesante medir, por ejemplo, cuánto tiempo emplea un ciudadano en la realización de un trámite habitual con una Administración Pública (valoración numérica).

Pero, al mismo tiempo, deberíamos valorar, el grado de satisfacción obtenida por el ciudadano que, gracias a las TIC, consigue realizar el trámite habitual del ejemplo.

El problema se desplazará en la búsqueda de los parámetros de esta satisfacción que, por alejarse de valores meramente numéricos, entrará de necesidad en la esfera de lo opinable (valoración de la experiencia). Aun así, avanzo algunas ideas.

Grado de satisfacción en la relación ciudadano – Administración podrá ser:

la facilidad de uso de los soportes TIC;

la rapidez del trámite, tanto en su presentación, como en la obtención de la respuesta;

la sencillez del trámite, ya que el ciudadano podrá aportar menos documentación, respecto al procedimiento requerido off-line;

la sensación de seguridad jurídica de haber realizado correctamente el trámite;

la concesión de premios, por parte de la Administración, beneficiando al ciudadano por haber utilizado un canal TIC (eliminación o reducción de tasas e impuestos, prioridad en la concesión de beneficios, etc.);

el incremento constante del uso de las TIC, que nos dará un dato real de la penetración de estas herramientas en la vida cotidiana de los ciudadanos/administrados.

Supongo que los anglosajones ya han acuñado el término que puede definir el deseable futuro de la interrelación ciudadano – Administración: a friendly e-Government.


[1] Ver nota 3.

[2] “It assess e-government readiness based in website assessment telecommunications infrastructure adn human resources andowment

[3] Esta afirmación es válida, sólo si se acepta que la configuración federal alemana se puede comparar a la distribución de competencias previstas en el Estado Autonómico español.

[4] Queda por valorar si el human resource endowment del estudio se basa sólo en criterios numéricos (número de funcionarios), o si analiza sus capacidades de manejo de las TIC.

[5]Business and government leaders will need to lead from a “collaboration and teamwork” mentality as opposed to the traditional “command and control” perspective”.