Un interesante artículo de El País de hoy debería hacernos reflexionar sobre qué información publicamos en Internet y si sabemos qué posibles consecuencias puede tener esto para nuestras vidas.
Sobre qué información solemos publicar, ya podemos decir que publicamos todo o casi todo. Desde que nos despertamos (cuántos twitters he leído con «hoy no me puedo levantar», como si eso de verdad importara a todo el mundo), hasta acostarnos (por cierto, con el móvil en la mesita de noche), los datos publicados sobre qué hacemos a lo largo de un día son muchísimos. Además, añadimos información sobre el dónde, a través de aplicaciones come el FourSquare y demás parafernalia geolocalizadora (se nota que no me gusta).
Sobre las consecuencias de esta continua exposición personal, pues, sólo podemos imaginarlas. Yo me quedo con una frase a la que todavía le estoy dando vueltas: «Ahora la información es parte de una cultura de intercambio, donde no sólo escapa al control de quien decide compartirla, sino también al contexto de secuencia temporal y empatía emocional que se asocia con la memoria humana«.
Todo el problema condensado en esta frase. Creo que usaré esta frase en las próximas charlas sobre «Menores, Privacidad y Redes Sociales«. Eso sí, tendré que desestructurarla para hacerla más digerible para el público.
Amedeo Maturo
Por como redacto los post, parece que las Redes Sociales y esta fase histórica en la que exponemos muchos datos sobre nuestras vidas en todo tipo de Web no me gustan y tampoco es eso.
En realidad, yo lo único que quiero es que, cuando nos apetezca, como usuarios de las Redes Sociales (y de Internet, en general), el día que decidamos darle al botón «delete», éste funcione de verdad y que podamos borrar lo que hemos voluntariamente expuesto, como si quemáramos un viejo album de fotos o las cartas de un antiguo novio/a. Lo que quiero es no perder nunca el derecho al olvido.
P.S. La geolocalización, esa sí que no me gusta.
Paloma
«En mucho he de estimar mi propio mérito, para creer necesario»… que lo sepa todo el mundo.
No deja de ser un ciber e-xhibicionismo excesivo y narcisista. Usted señor Maturo que nos ilustra con las Leyes de Protección de Datos, verá con perplejidad, con que facilidad la gente los «regala» de forma voluntaria.
Creo personalmente que las redes sociales son utilizadas por algunas personas, o por muchas quién sabe, para vivir en un mundo que no existe. Es como crearte un avatar y mostrar lo que tu quieres que los demás vean, como un espejo pero sin reflejo sin retorno.
Como será el asunto que han tenido que «devaluar» la palabra amig@ para sentirse rodeado y querido. «Tengo 200 amigos…» ¡ pero si a 189 no los conoces personalmente ! ¿pero sabes que significa la palabra amig@s?.
Cuándo un día el 49% de cuota de pantalla en España estuvo viendo en directo las andanzas del pulpo Paul, es que algo pasa y de hacérselo mirar jajaja. Saludos.