Ya en pleno verano, recupero la costumbre de apuntar en esta Web algunas ideas sobre el mundo de la e-Administración y la Protección de Datos, en función sobre todo de lo que me va pasando en mi vida profesional.

Hace unos meses, los responsables de Aprendeenred me propusieron aportar el material para un Curso on line sobre los retos de la Administración Electrónica, a la luz también de la nueva Ley 3/2010, de Administración Electrónica de la Comunidad Valenciana.

La idea del curso era que los participantes, al puro estilo «2.0«, fueran los que aportaran el contenido, limitando mi papel al de proponer unos textos básicos a través de los cuales orientar las búsquedas de información y los debates.

Ya desde los primeros momentos, estaba claro que lo de las comunidades participativas y el «rollo 2.0» no iba a funcionar. Me ha costado un poco entender porqué, pero creo poder llegar a algunas conclusiones.

Para empezar, los asistentes a este curso eran todos funcionarios de Entidades Públicas y habían cursado sus estudios a través de centros de enseñanza «tradicionales», siendo ésta de Aprendeenred su primera experiencia de aprendizaje reglado on line.

Es posible que, por su formación y por trabajar en un ambiente profesional (la Administración) más conocido por el formalismo que por la colaboración departamental, los asistentes a las clases virtuales hacían que éstas resultaran ser un estéril ejercicio de: «Dame lo que me tengo que estudiar, ya te daré las preguntas contestadas«. Es decir, no he conseguido que la totalidad de los alumnos participara activamente en los debates sobre los temas propuestos. Más bien parecía que todos esperaban de mí unas respuestas a las implicaciones de la e-Administración en su entorno de trabajo.

Incluso la misma forma de relacionarnos (profesor-alumnos y alumnos-alumnos) se desarrollaba según los métodos tradicionales. De hecho, en vez de exponer públicamente las conclusiones, los alumnos me enviaban «los deberes» directamente a mí, para que se los corrigiera. Después de muchos esfuerzos, he conseguido que los alumnos publicaran sus «deberes», no tanto para que yo los corrigiera yo, sino para que los leyeran el resto de alumnos y aportaran su opinión.

Pues, salvo raras excepciones, pocas relaciones ha habido entre alumnos.

¿Cómo mejorar la formación?

En el caso de Aprende en Red, la plataforma ha demostrado ser muy útil y permitir un alto grado de participación. De hecho, creo firmemente en estas iniciativas que, no sólo rompen con la forma tradicional de formación (desplazamientos, horarios estrictos, etc.), sino que asienta una forma de aprender más cercanas a las necesidades de los alumnos.

En lo que se refiere al material, por la parte que me toca, espero que, en futuras ocasiones, poder aportar más soluciones prácticas, siempre en el respeto del marco de la legislación vigente.

¿Y los alumnos? Pues, como la clave de la formación on line, a mí modo de ver, es la participación, los alumnos que no participen, máxime viniendo de la Administración, no podrán aprobar el curso.

¿Habré sido demasiado estricto?