El pasado día 31 de mayo, la Comisión Europea ha publicado una nota de prensa en la que se anunciaba la firma de un Código de Conducta con las principales empresas IT (esto es, Twitter, Facebook, Youtube y Microsoft). La finalidad de este Código de Conducta es la de atajar las incitaciones al odio y a la violencia vertidas a través de las redes sociales. Loable intención, desde luego.

Pero hay cosas que no me convencen. Si alguien está interesado en algo tan nimio como la libertad de expresión y si ésta puede ser vulnerada por este acuerdo, puede echarle un vistazo al bendio código aquí (en inglés).

Cómo funciona el Código de Conducta

Todo empieza con una «valid notification«. Y ya empezamos mal. En el texto, no se especifica qué es una notificación válida.

Pongamos un ejemplo. Un vegano puede enviar una notificación a cualquiera de los Cuatro Jinetes del Apocalispsis (como amigablemente se les llama a las 4 empresas mencionadas), quizás indicando su nombre completo y número del carnet de identidad (¿cómo harán los habitantes del Reino Unido? ¿número de pasaporte? yo qué sé…).

Este vegano se puede quejar de la publicidad de la Carnicería Manolo, porque las imágenes de cadaveres expuestos en su perfil de las redes sociales (no nos engañemos, generalmente, muchos comemos animales muertos) incita a la violencia contra los animales. Es entonces cuando, los Jinetes se ponen en marcha y, a su mero juicio como empresas privadas que son, borran el contenido gráfico de la Carnicería Manolo (o no, sus baremos de decisiones son insondables e inapelables).

Ejemplos similares se pueden hacer, sustituyendo «Carnicería Manolo» por miembro del Gobierno de turno, jugador de cualquier deporte y de cualquier equipo, País/Ciudad/Región/Comunidad Autónoma/Pueblo/Aldea/Etnia/Raza/Minoría/Mayoría/Medianía, siendo las imágenes infamantes, pues, casi cualquiera (una bandera, sin ir más lejos).

Desde luego, creo que se nos ha ido la olla.

Propuesta de un nuevo/viejo Código de Conducta

Mi revolucionaria propuesta es la siguiente: resuscitar un Código de Conducta que ya tenemos (generalmente, viene denominado «Código Penal«, aunque la nomenclatura varía de País a País) y leerlo detenidamente. Con un poco de suerte y esfuerzo, hasta se entiende su contenido. Hasta yo lo conseguí, oigan.

Para los desatentos miembros de la Comisión, se lo resumo brevemente:

1: un cuerpo legislativo libremente elegido establece taxativamente las conductas ofensivas, penalmente relevantes;

2: si las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del País detectaran una de ellas, empezarían las averiguaciones de los responsables penales;

3: se elevarían las conclusiones a un Tribunal, donde trabajan esos señores vestidos generalmente de negro;

4: se llamaría al interesado, para que dijera la suya;

5: se haría un un juicio y se haría cumplir la sentencia.

Hay más pasos, pero, en síntesis (que todo el mundo tiene prisas) ese código funciona así.

Les puedo asegurar que este Código de Conducta llamado «Código Penal», que se usa junto con otro código que sirve para regular los 5 pasos, ya está inventado. Y, con todos sus defectos, pues, tampoco funciona tan mal.

Y ahora, a ver quién es el guapo que pone a parir a la memoria de Carrero Blanco

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