No te preocupas de los chantijistas hasta que el asunto te toca de cerca.
Pongamos que:
1. tienes una empresa en Alicante que realiza comercio electrónico, vendiendo productos generalmente caros, en frascos pequeños de cristal/vidrio.
2. ya te has labrado un nombre en Internet y tus ventas crecen a un ritmo más que satisfactorio.
3. un buen día, vendes un producto por un valor de 150€ a un señor.
4. este señor te envía un email diciéndote «El producto que me has vendido ha llegado roto. O me mandas otro, o te pongo a parir en las redes sociales«.
5. la empresa solicita al señor que éste envíe una foto del frasco roto.
6. el señor en cuestión dice que lo ha tirado todo a la basura y que sigue amenazando con críticas negativas entre sus más de 6 mil seguidores en twitter.
Qué piensa la empresa:
1. ¡Leches! si tan experto eres en Internet (tienes 6 mil seguidores en Twitter) y has comprado un artículo a todas luces caro, lo más normal es que, cuando te llegue el producto roto, le saques una foto con tu móvil de ultra-novissima generación (iPhone 82 o similares).
2. Que, si de verdad estás tan dolido por tu supuesta compra fallida, no amenazas en el primer email ni insultas a los transportistas, que se presentan en tu casa para retirar el producto dañado (a portes pagados por la empresa).
Qué hace la empresa:
1. Se raja, y cede al chantaje. No vaya a ser que pierda su buen nombre, con críticas negativas (injustificadas).
2. Va a la guerra, denunciando al señor en cuestión por difamación. Al mismo tiempo, emprende una campaña de marketing para evitar el temido efecto Streisand.
Qué le cuesta a la empresa:
1. Si has elegido la opción 1, pierdes 150€.
2. Si has elegido la opción 2, pierdes unos 1.500€ (muy a ojo, y quedándome corto).
Se agradecen comentarios y/o sugerencias.