A través de los compañeros que sigo en Twitter (son muchos para agradecerles individualmente sus aportaciones), me llega la noticia del ICO (la homóloga del Reino Unido de nuestra Agencia Española de Protección de Datos), según la cual la Policía de la ciudad de Manchester ha sido sancionada con 120.000 libras (más o menos unos 147.000€), por haber perdido un pen-drive con datos personales.

Los hechos resumidos en la nota de prensa apuntan a que un miembro de la Policía se llevó a casa una memoria flash, que fue robada de su domicilio. Una historieta más de los BYOD que crean problemas de seguridad.

Traduzco libremente las palabras de Mr. David Smith, Director de la entidad:

Se trata de datos muy sensibles, que acaban en manos un un ladronzuelo debido a una pobre política de seguridad. Las consecuencias de estas pérdidas provocan escalofríos.

Debería haber sido obvio para las Fuerzas del Orden que este tipo de información guardados en sus ordenadores deberían haber requerido una apropiada seguridad. Sin embargo, sólo después de una seria pérdida de información han empezado a hacer los deberes.

Ésta es una sanción económica de envergadura, que refleja el significativo fallo en el que ha incurrido la Administración. Esperamos que la sanción haga reflexionar a otros organismos y evite otros errores que afectan a datos personales«.

Con sólo tres párrafos, ha quedado clara la importancia que la Administración del Reino Unido da a la seguridad de los datos personales. ¿Y en España? Pues, estas medidas (imposibles de aplicar, al estado actual de la legislación en materia de Protección de Datos y a la espera de la reforma de la LOPD) «ni están ni se esperan«.

¡Que nos «inglesicen» ya!